miércoles, 21 de marzo de 2012

Los Miserables: Despidiendo a un mito ★★★★★

Resulta muy complicado escribir lo que se siente cuando, un 18 de marzo de 2012 a las 6 de la tarde, la orquesta dirigida por el gran Alfonso Casado entona los primeros acordes de la que va a ser la última función de Los Miserables en España.

De pronto sientes que se te eriza el vello y que un nudo aparece en tu garganta, han sido casi 2 años desde que empezó un sueño para muchos de nosotros y vemos como el telón se levanta por última vez; comienza esa última función que nadie quería que llegase. Todo el teatro entra en un silencio sepulcral que solo se romperá con los aplausos tras cada momento culminante (al menos eso es lo que nosotras escuchábamos desde primera fila).  Desde que se inicia el Prólogo, se intuye que va a ser una función muy especial con todos y cada uno de los actores dando lo mejor de sí mismos. Llega la última liberación de Valjean y dos fieras escénicas intercambian sus frases con más rabia que nunca.

Vemos aparecer en el escenario a un calmado Obispo de Digne, David Ordinas, que da pie a un gran Soliloquio cargado de fuerza que nos deja clavadas en la butaca pensando en lo afortunados que son los ingleses porque ahora les toca a ellos disfrutar de “nuestro Valjean” Gerónimo Rauch.

La fuerza derrochada en la escena de la fábrica, nos deja a una emocionada Fantine que comienza a entonar lo que será para nosotras una de las mejores interpretaciones de “Soñé una vida”. Virginia Carmona brilló con luz propia. Quizás ese nudo en la garganta que se le intuía hizo que no pudiera evitar llorar al finalizar la canción (y nosotras tampoco).

Fabulosa la escena de los muelles,  emocionantes el Quien soy yo y la muerte de Fantine; vibrante y con mucha garra la confrontación donde Javert, Ignasi Vidal, vuelve para su última  pelea con su eterno rival y que da paso a la tierna escena donde una pequeña Cosette emocionada, nos obsequia con su “Castillo de Cristal”. 

Ante nosotras aparece El Mesón, donde Enrique y Malia ejercen del matrimonio Thernardier en esta función y nos deleitan, junto con parte del elenco, con los momentos más divertidos de la noche, mas tarde, el inspector Javert nos regala un perfecto “Estrellas” para dar paso a una escena cargada de tanta fuerza, que hace que el público quiera saltar y unirse en la batalla con Enjolras, Daniel Diges, y el resto de compañeros; nos referimos al Café ABC y a la canción del pueblo. Seguidamente, descubrimos a un maravilloso triángulo amoroso formado por Marius, Eponine y Cosette a los que dan vida Guido, Lydia y Talia que nos enseñan el valor de amor y la amistad.

Antes de adentrarnos en las barricadas, empieza a sonar “Sale el Sol” y un escalofrío nos recorre el cuerpo; da pena pensar que ésta será casi la última vez que veamos hondear esa gran bandera roja al fondo, detrás de todo “El Pueblo”. Esta sensación de pena se hace más intensa si cabe, cuando a una cabizbaja Eponine se le llenan los ojos de lágrimas con ese gran “Para mi”.

El ambiente se carga de emoción al ver aparecer esas imponentes barricadas y sobretodo, oyendo a ese maravilloso elenco en todas y cada una de las escenas que se desarrollan en ellas, donde más que nunca, se palpa la fuerza y coraje de ese pueblo que entra en acción.

De repente, nuestros corazones se encogen por unos momentos, cuando todo queda en silencio y sólo se oye un perfecto hilo de voz  entonando el “Sálvalo”, que hace que a más de uno le salten las lágrimas. Si queda alguien que no se haya conmovido con esta escena, seguro que lo habrá hecho con la triste y dramática muerte de Eponine o de nuestro querido Gavroche.

Después de las trepidantes barricadas, en las que vemos caer uno por uno a todos los estudiantes, la oscuridad nos lleva al Suicidio de Javert; impresionante escena cargada de sentimiento que nos adentra en el fondo del corazón del inspector y hoy, más que nunca, transforma todos nuestros sentimientos en un gran cariño hacia él y no deja con el corazón en un puño. Con esta pena encaramos dos canciones llenas de pasión y tristeza, por un lado las mujeres con su “Vueltas, Vueltas” y después un emocionado Marius, nos hace recordar todo lo vivido en el café ABC con su “Sillas y Mesas vacías”. Nos hace pensar y recordar todos los momentos vividos hasta ahora en Los Miserables, canción emotiva donde las haya, que acompañada por la aparición de todos los estudiantes, muertos en la batalla, hace que sea aún más especial.

La obra va llegando a su fin y para hacernos olvidar las tristezas, vuelven a escena los Thenardier, que nos alegran con su gran humor la boda de Marius y Cosette. Gran escena a la que le sigue otra cargada de tristeza, donde vemos a un Valjean moribundo despedirse de todos nosotros,  pero no sólo él, el pueblo entero sale a escena para interpretar por última vez delante de un público deseoso ya de levantarse de las butacas para romper a aplaudir, una ”Canción del Pueblo” cargada de fuerza, emoción… donde esta vez sí, vemos esa gran bandera hondear a lo lejos y no podemos dejar de pensar en los grandes momentos vividos durante estos casi dos años.

Terminó la obra y un público entregado,  no dejó de aplaudir y aclamar a este emocionado elenco que nos ha hecho sentir tantas cosas a la vez no solo durante 3 horas, sino durante casi 2 años. También pasan por el escenario los técnicos, el director y el resto de personas que han hecho posibles este espectáculo y, también ellos, reciben una merecida ovación. Sólo el sonido de unos acordes que empezaban a salir desde el foso cuando los saludos terminaron, hicieron que el público se callara. Estos acordes, hicieron que de repente hubiera un silencio especial en el teatro. La emoción era tan grande que nadie se sentó, todo el público siguió en pie emocionado, mientras la compañía al completo nos obsequiaba su canción, su última canción. Un “Sale el Sol” muy especial que va a permanecer grabado a fuego en el corazón de todos los asistes a esa última representación de “Los Miserables” en España.

El elenco lloró con nosotros y nosotros con ellos. Mientras cae el telón se vislumbra a un emocionado Ignasi abrazar con gran fuerza a Gero, dos grandes rivales en escena pero grandes amigos fuera de ella.

Finaliza un sueño hecho realidad para muchos de nosotros.

Bea y Mª José







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